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Cambio de turno

  Casi toda la culpa fue del viento solar. Algunos añaden defectos telúricos; otros, los más, nos hablan de un largo cambio de turno: del cambio de turno decretado por Dios. Lo cierto es que, de hoy para mañana, amanecieron todos los mares como de piedra. Y los continentes líquidos. La parte sólida del planeta fue ahora mucho mayor. Las islas fueron lagos, los lagos islas, los canales puentes, los ríos ramificadas penínsulas y, los continentes, inconmensurables mares mediterráneos. Los menos perjudicados fueron los que vivían cerca de la orilla; las orillas, en fin de cuentas, resultaron lo único que no cambió de lugar. Tampoco sufrieron mucho los que nadaban en todas las aguas, y caminaban en cualquier parte. No obstante, la mayoría extrañó el paisaje policromo de la tierra. Los hombres caminaron, como Cristo, sobre las aguas; y refrendaron propiedades, como los mercaderes. Y todo fue como una nueva acumulación originaria, donde la suerte ascendió a almirante y la picardía a mariscal.
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Marx

  "Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansías generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño'. 'Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa". "... no fue sólo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien. El veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha".    José Martí La Nación, Buenos Aires, 13 y 16 de mayo de 1883. (OC, t 9,  pp 388-390) Marx no es sólo reconoc

Año medieval

El calendario más usado en la Edad Media era el calendario juliano, instaurado por Julio César, en el año 46 ane, para todo el Imperio Romano. Otros pueblos, fuera del imperio, tenían otras formas de contar los años, que podían ser solares o lunares; o medían la historia en base a asuntos más propios, como reinados o dinastías. Pero, en la Europa medieval, cada región tenía su propia fecha para el comienzo del año. Esta podía ser la navidad o cualquier otro acontecimiento relevante, de modo que cuando en un lugar transcurría un año, en otro podía regir el siguiente o el anterior, para tormento de los historiadores. La más original era Francia. El año francés comenzaba con las Pascuas, o sea, en el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera; así que a veces empezaba un día y a veces otro. Esos años, por lo tanto, no tenían 365 días, sino un número variable de días, con unos años más largos y otros más cortos. No fue hasta 1564, bajo el reinado de Carlos IX,

Sócrates

Si llegamos al ágora de Atenas, y viajamos en la máquina del tiempo hasta el siglo V ane, veremos a un viejo con barba conversando con sus jóvenes discípulos; ese es Sócrates.   Dicen que no les cobraba, ni los forzaba a pensar como él, que es cobrarle al espíritu. A ratos pasa un transeúnte de lujosa túnica, y Sócrates comenza a interrogarlo, y el transeúnte se ve primero animado, y luego molesto, porque las primeras preguntas son muy simples, pero luego empieza a contradecirse, y lo que parecía evidente no lo es, y los sabiondos se descubren como ignorantes. Es la ironía socrática, aniquiladora de prejuicios.  Se le atribuye también la mayéutica, el método inductivo de llegar al conocimiento latente a través del cuestionamiento, como una conclusión propia y no con el aprendizaje irracional de una conclusión ajena.  Sócrates busca la verdad en el interior del ser humano. Pero demostrar la ignorancia de los pretenciosos le acarreó innumerables enemigos. 'Sólo sé que no sé nada'

Claro de Luna

Al fin, a solicitud de tantas almas conmovidas y espirituales, dejaron de fluir las cargas por el cobre y púdose contemplar, en mi pueblo, el verdadero color de la noche. La Luna ejecutaba piruetas sobre las arecas del jardín. Se escuchó entonces el paso del viento, y hasta podía imaginarse el ruido de las piedras al quebrarse en la superficie lunar. Y las notas de Beethoven. La suerte de Beethoven fue la de haber nacido antes que Edison. Así no tuvo que sufrir, adicional a su sordera, toda esa mole de escándalo moderno. Pero ahí están, sobreviven, su música y la Luna, con una luz semejante a la de entonces. Por eso, la Cumbre de las Cumbres va a proponer que se establezca La Noche de la Luna, no para los privilegiados que la tienen siempre_  a veces, incluso, sin la opresión de un techo que se la oculte_, sino para los pobres alienados que no pueden admirarla, sepultados bajo inmensos rascacielos y un mar de ruidos y luces. Se apagarán así Nueva York, París, Londres, y todas las grand

Cómo oímos?

Cuando los cuerpos vibran comprimen y descomprimen sucesivamente la masa de aire que los circunda. Esa variación de la presión local en el tiempo se trasmite en forma de onda de presión, que podemos percibir a través de nuestros oídos. Estas ondas no pueden transmitirse en el vacío, como las ondas electromagnéticas, requieren de un medio material. Esta onda de presión tiene forma sinusoidal en el tiempo, pero sólo en teoría se comporta como una sinusoide pura. En la práctica, la frecuencia principal va acompañada de sus armónicos, que son múltiplos de la misma. Esto se puede expresar matemáticamente por la serie de Fourier:  B1 sen wt + B2 sen 2wt + ....+ Bn sen nwt Si se trata, por ejemplo, de una nota musical, mi, re, o sol, esta viene definitiva por la frecuencia principal w, según el primer término de la serie, mientras que los otros definen el tono del instrumento, violín, piano, etc. El conjunto de los coeficientes B1, B2, ... , Bn forma un código de barras que caracteriza al ins

Cómo vemos?

La luz visible abarca las longitudes de onda desde 0,4 micrones (violeta) hasta 0,7 micrones (rojo). Esto es una ínfima parte del espectro, que va desde los rayos gamma, con longitudes de onda que se miden en billonésimas de milímetro, hasta ondas de radio de varios kilómetros de longitud. Vemos el mundo por una rendija sumamente estrecha. No hay nada especial en esa parte del espectro, salvo que son las longitudes de onda que puede captar el ojo humano. No todos los animales videntes comparten ese rango; los insectos, por ejemplo, pueden percibir la luz ultravioleta, aunque no ven el rojo. Las serpientes perciben el infrarrojo. Hay otros animales que ven sólo algunos colores, o en blanco y negro, mientras que las aves distinguen un mayor número de colores que nosotros. Todo depende de cómo esté diseñado su ojo, su nervio óptico y su cerebro. Se sabe que en la retina existen dos tipos de células fotosensibles, conos y bastoncillos. Los bastoncillos no perciben los colores, ven en blanc